lunes, 30 de abril de 2012

Ribera del Duero (III): Bodegas Protos

Os hemos hablado ya de la mejor parte de nuestro viaje a Ribera del Duero, la visita a López Cristóbal, aunque también pasamos por otros lugares de los que aprendimos cosas nuevas.


En la localidad de Peñafiel visitamos la bodega Protos, donde descubrimos que el que es uno de los mayores exportadores de vino españoles es también una parte fundamental de la historia vinícola de esta región. La bodega nació a principios del siglo XX como la primera cooperativa de la zona cuyo objetivo era producir y comercializar vinos de calidad. La cooperativa se denominó Bodega Ribera del Duero muchos años antes de convertirse en la actual Bodegas Protos y ceder así su nombre original a la Denominación de Origen Ribera del Duero, de la que fueron los grandes precursores.

Protos organiza muchas visitas a lo largo del día y para grupos más bien grandes y hetereogéneos, por lo que el recorrido está bastante estandarizado para todo el público que asiste. Eso sí, la visita nos muestra sitios que bien merecen la pena ver. El recorrido se inicia en las bodegas subterráneas sobre las que se levantó el gran productor de vino que es hoy día y que se encuentran inmersas en lo más profundo del monte sobre el que emerge el castillo de Peñafiel. Esta zona la constituyen decenas de pasillos muy largos, aún hoy abarrotados de barricas que se apilan a cada lado. Los techos y paredes son directamente la roca de la montaña, y apenas se han construido algunos arcos para asegurar la estructura. En algunos pasillos existen respiraderos que consisten en largas perforaciones desde la cima del monte, necesarios para mantener una buena climatización y renovación del aire. Y algo que núnca habíamos visto: bajo nuestros pies, varias tinas excavadas en el suelo, que aunque cada vez menos, han servido durante todos estos años para depositar la uva en las fases de fermentación. El sistema es curioso... pero la verdad, teniendo las alternativas que hay hoy en día, ¡nos extraña que aún esté en uso!


Adaptándose a su situación actual de inmenso productor, Protos construyó hace unos años la imponente obra arquitectónica que pasaría a cobijar las instalaciones modernas de las que ahora disponen. La construcción, firmada por el arquitecto Richard Rogers, se comunica bajo tierra con las primeras instalaciones, aunque desde el exterior son la perfecta imagen de la contraposición: las rudimentarias edificaciones de roca integradas en la montaña frente a cinco majestuosos arcos de madera que coronan una nave gigantesca sobresaliendo en la ciudad. El pequeño productor frente al poderoso exportador.

Nuestro paso por Protos finalizó con una cata de vinos que nos brindó la oportunidad de descubrir el trabajo de la bodega en la D.O. Rueda con su Verdejo. Este es un blanco que, si bien no arriesga demasiado, ofrece todo lo que se puede esperar de un vino de sus características: es un vino muy fresco que regala un buen abanico de aromas muy afrutados y agradables, siempre asociados a la variedad de uva Verdejo. Igualmente fresco resulta en boca, donde el punto justo de acidez lo hace buen compañero de platos ligeros como los que empezaremos a tomar ahora que se acerca el buen tiempo.

Como no podia ser de otra manera, también pudimos probar el archiconocido Protos Crianza, en este caso de la añada 2009. Cada año resulta un vino muy correcto, con un mismo perfil, una misma filosofia: agradable, con aromas a frutos rojos, y el toque de madera, muy suave en boca, que no disgusta a nadie. No deja de ser casi un clon del año anterior, sin que las condiciones climáticas o los otros factores que varian cada año se vean claramente reflejados en el vino final. ¡Éste parece que es el precio que se tiene que pagar por tener un producto tan global!



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Us hem parlat ja de la millor part del nostre viatge a la Ribera del Duero, la visita a López Cristóbal, tot i que també vam passar per altres llocs on vam aprendre força coses.


A la població de Peñafiel, vam visitar el celler Protos, on vam descobrir que qui és un dels majors exportadors de vi espanyols és també una part fonamental de la història vinícola d'aquesta regió. El celler va néixer a principis del segle XX com la primera cooperativa de la zona amb l'objectiu de produir i comercialitzar vins de qualitat. La cooperativa es va anomenar Bodega Ribera del Duero molts anys abans de convertir-se en l'actual Bodegas Protos i cedir així el seu nom original a la Denominació d'Origen Ribera del Duero, de que van ser precursors.

Protos organitza moltes visites durant el dia i per a grups més aviat grans i heterogenis, amb el que el recorregut està força estandaraditzat per a tot el públic. Això sí, la visita ens mostra llocs que val la pena de veure. Tot comença a les bodegues subterrànies on es va aixecar el gran productor de vi que és avui dia i que es troben amagades sota el turó on hi ha el castell de Peñafiel. Aquesta zona està composada de desenes de passadissos molt llargs, encara avui plens de bótes que s'amunteguen a cada banda. Els sostres i les parets són directament la roca de la muntanya, i s'hi han construït escassos arcs per assegurar-ne l'estructura. En alguns passadissos hi ha xemeneies que arriben a l'exterior del turó i que serveixen per mantenir una bona climatització i renovació de l'aire. I quelcom ben curiós: sota els nostres peus diverses tines excavades a la roca, que, tot i que cada cop menys, han servit durant tots aquests anys per depositar el raïm en les fases de fermentació. El sistema és curiós... però la veritat, tenint les alternatives que hi ha avui dia, ens estranya que encara se'ls hi doni ús!


Adaptant-se a la seva situació actual d'immens productor, Protos va construir fa alguns anys la imponent obra arquitectònica que passaria a acollir les modernes instal·lacions de les que avui disposen. La construcció, signada per l'arquitecte Richard Rogers, es comunica sota terra amb les primeres instal·lacions, tot i que des de l'exterior són la perfecte imatge de la contraposició: les rudimentàries edificacions de roca integrades a la muntanya en front a cinc majestuosos arcs de fusta que coronen una nau gegantina sobresortint a la ciutat. El petit productor en front el poderós exportador.

El nostre pas per Protos va acabar amb un tast de vins que ens va donar l'oportunitat de descobrir el treball del celler a la D.O. Rueda amb el seu Verdejo. Aquest és un blanc que, si bé no arrisca massa, ofereix tot el que es pot esperar d'un vi de les seves característiques: és un vi molt fresc que regala un bon ventall d'aromes molt afruitats i agradables, sempre associats al raïm Verdejo. Igual de fresc resulta en boca, on el punt just d'acidesa el fa bon company de plats lleugers com els que començarem a prendre ara que s'acosta el bon temps.

Com no podia ser d'una altra manera, també vam poder tastar l'arxiconegut Protos Criança, en aquest cas de l'anyada 2009. Any rere any surt un vi molt correcte, amb un mateix perfil, una mateixa filosofia: agradable, amb aromes a fruita vermella i el toc de fusta, molt suau en boca, que no desagrada a ningú. No deixa de ser gairebé un clon de l'any anterior, sense que les condicions climàtiques o els altres factors que varien cada any es vegin clarament reflectits al vi final. Aquest sembla el preu que s'ha de pagar per tenir un producte tan global!



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Fins al pròxim glop!


lunes, 23 de abril de 2012

Ribera del Duero (II): López Cristóbal

A veces parece que la cultura del vino se viva desde una burbuja difícil de penetrar. Parece como si todo este mundo se disfrazara a veces de un cierto elitismo (sólo aparente). Por suerte las apariencias engañan, porque pocos entornos conocemos en que el contacto con los creadores sea tan cercano como lo es en muchísimas bodegas. Hay botellas que se descorchan a precios imposibles, copas del más fino cristal, círculos expertos con conocimientos avanzadísimos y a años luz de los que tenemos el resto de los mortales... sí, todo esto puede ser a veces el mundo del vino, pero, sobre todas las cosas, es también la autenticidad de un cultivo milenario, la sencillez de algo que la misma naturaleza nos ha regalado. Y esa sencillez se transforma en una familiaridad inmediata al entrar en López Cristóbal.
La visita a esta bodega fue uno de los momentos más especiales de nuestro paso por la Ribera del Duero. Concertamos la visita unas semanas antes de acudir allí, y unos días más tarde conocimos a Cristina, pareja de quien lleva el timón de la nueva generación en la bodega, Galo. Coincidimos con ella en la feria Alimentaria 2012, y ya allí nos habló sobre como sería la visita, además de ofrecernos un preludio de la magnífica cata que vino después.

Las instalaciones están alejadas del recorrido por la “Milla de Oro”: nos tenemos que desviar hacia la localidad de Roa, sede del consejo regulador de la D.O., donde se hace hueco su encantadora finca. Una puerta majestuosa da entrada a un conjunto de varias edificaciones en las que se distribuyen las zonas de producción, la sala de envejecimiento, la tienda y una zona social para recibir visitas y organizar eventos.

Galo nos fue mostrando uno a uno los rincones de la bodega mientras nos iba explicando el proceso de elaboración del vino. Sobre esto ya habíamos oído hablar antes en muchas ocasiones, sin embargo él hizo encajar perfectamente en nuestras cabezas todos las conceptos que hemos aprendido en los últimos años sobre enología.

En la zona de visitas, que es donde realizamos la cata al final de la mañana, quedamos sorprendidos nada más entrar... La que fuera la antigua casa familiar está decorada con un gusto increíble, con ese cáliz especial de las estancias rústicas, y allí uno se sentía realmente “como en casa”. Y si el lugar ya invitaba a esto, Galo y Cristina consiguieron además que nos sintiéramos muy cómodos intercambiando con ellos nuestra opinión sobre sus vinos, que nos fueron ofreciendo uno a uno acompañados de un aperitivo riquísimo con productos de la zona. Y así copa tras copa fueron pasando las horas en una mañana que quisiéramos que no hubiera acabado nunca por la atmósfera tan bonita que se creó entre el pequeño grupo que nos juntamos allí. La guinda al pastel la pusieron unos vinos para los que no se nos ocurre otro calificativo que el de INCREÍBLES, ¡en mayúsculas!


  • López Cristóbal Roble 2011:
    El pequeño de la familia cuenta con tan solo 3 meses de barrica que hacen de él un compañero perfecto para una gran variedad de platos, debido a su frescura y vivacidad. Muy afrutado, este tempranillo 100% invita a seguir disfrutando de él copa tras copa. No pudimos resistir la tentación de llevarnos tres botellas a casa! (6€)

  • López Cristóbal Crianza 2009:
    Un vino que refleja el carácter elegante que se deja notar en todos los caldos de esta bodega. Por su precio, es una muy buena recomendación para aquellos que quieran probar un Ribera del Duero en todo su esplendor (11-13€).

  • López Cristóbal Reserva 2006:
    Bajo nuestro punto de vista, el mejor descubrimiento de la mañana. Aún siendo todo un senior, sigue manteniendo todo su vigor tras 16 meses en barricas de roble francés y americano. Su complejidad nos dejó asombrados. Una botella de estas ya espera en nuestra pequeña vinoteca. Lo podéis encontrar por 16€ en bodega, o unos 20€ si lo buscamos en tiendas.

  • López Cristóbal Selección 2009:
    Las mejores uvas de cada añada acaba produciendo este vino. Con una producción limitada, nos ofrece lo mejor de la región, y según nos dijeron, tras el buen año que fue el 2009, tiene mucha proyección de futuro. Si tenemos la suerte de encontrarlo, por unos 26-28€ puede ser un gran vino para disfrutar.

  • López Cristóbal Bagús 2009:
    Lo mejor de la bodega, el vino de autor que se permiten no hacer si el año no ha sido todo lo bueno que ellos esperaban. Y como ya hemos dicho, el 2009 fue lo suficientemente especial como para hacer de este el niño mimado de la familia, un vino especial, muy complejo y según nuestro parecer, espectacular. Su precio rondaba los 25€, muy asequible para lo que era y para los precios que se suelen ver en este tipo de vinos.
Como reseña especial nos gustaría remarcar que pudimos encontrar en todos los vinos de López Cristóbal una misma filosofía, un mismo talante elegante que nos muestra que la manera de trabajar de la familia en la bodega se refleja en el producto final.

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De vegades sembla que la cultura del vi es viu des d'una bombolla difícil de penetrar. Sembla com si tot aquest món es disfressés d'un cert elitisme (només aparent). Per sort, les aparences enganyen, perquè poc entorns coneixem que el contacte amb els seus creadors sigui tan proper com ho és en molts cellers. Hi ha ampolles que es destapen a preus impossibles, copes del cristall més fi, cercles experts amb coneixements avançadíssims i a anys llum dels què podem tenir la resta dels mortals... sí, tot això pot ésser de tant en tant el món del vi, però, sobre totes les coses, és també la autenticitat d'un cultiu mil·lenari, la senzillesa de quelcom que la mateixa natura ens ha regalat. I aquesta senzillesa es transforma en familiaritat immediatament un cop s'entra a López Cristóbal.

Vistas desde Roa (¡donde se come muy bien!)
La visita a aquest celler va ser un dels moments més especials del nostre pas per la Ribera del Duero. Vam concertar la visita unes setmanes abans d'anar-hi, i uns dies més tard vam conèixer a Cristina, parella de qui porta el timó de la nova generació de la bodega, Galo. Vam coincidir amb ella a la fira Alimentaria 2012, i ja allà ens va parlar sobre com seria la visita, a banda d'oferir-nos un preludi del magnífic tast que va venir després.

Les instal·lacions estan una mica allunyades del recorregut per la “Milla de Oro”: ens hem d'adreçar fins a la localitat de Roa, seu del consell regulador de la D.O., on es fa un lloc la seva encantadora finca. Una porta majestuosa dóna l'entrada a un conjunt de diverses edificacions en les que es distribueixen les zones de producció, la sala d'envelliment, la botiga i una zona social per rebre les visites i organitzar events.

Galo ens va anar mostrant un per un tots els racons del celler, mentre ens anava explicant el procés d'el·laboració del vi. Sobre aquest tema ja havíem sentit parlar abans en moltes ocasions, però tot i així ell va fer encaixar perfectament als nostres caps tots els conceptes que hem après en els últims anys sobre enologia.

A la zona de visites, que és on vam fer el tast al final del matí, vam quedar sorpresos només entrar-hi. La que havia estat l'antiga casa familiar està decorada amb un gust increïble, amb aquell toc especial de les estances rústiques, i allà un es trobava realment “com a casa”. I si el lloc ja convidava a això, Galo i Cristina van aconseguir a més a més que ens trobéssim molt còmodes intercanviant amb ells la nostra opinió sobre els seus vins, que ens van anar oferint un a un tot de la mà d'un aperitiu boníssim amb productes de la zona. I així, una copa rere l'altre van anar passant les hores d'un matí que volíem que no hagués acabat mai per l'atmosfera tan agradable que es va crear entre el petit grup que ens vam juntar allà. La cirereta del pastís la van posar uns vins pels que no s'ens acut un altre qualificatiu que el d'INCREÏBLES, en majúscules!
  • López Cristóbal Roble 2011:
    El petit de la família compta amb tan sols 3 mesos de bóta que fan d'ell un company perfecte per una gran varietat de plats, degut a la seva frescor i vivacitat. Molt afruitat, aquest tempranillo 100% convida a seguir gaudint d'ell copa rere copa. No vam poder resistir la temptació d'emportar-nos tres ampolles a casa! (6€)

  • López Cristóbal Crianza 2009:
    Un vi que reflexa el caràcter elegant que es troba present a tots els vins d'aquest celler. Pel seu preu, és una molt bona recomanació per tots aquells que vulguin tastar un Ribera del Duero en tot el seu esplendor. (11-13€)

  • López Cristóbal Reserva 2006:
    Sota el nostre punt de vista, el millor descobriment del matí. Tot i ser tot un sènior, segueix mantenint tota la seu vigor després de 16 mesos en bótes de roure francès i americà. La seva complexitat ens va deixar sorpresos. Una ampolla d'aquestes ja espera a la nostra petita vinoteca. El podeu trobar per 16€ al celler o per uns 20€ si el cerqueu a botigues.

  • López Cristóbal Selección 2009:
    El millor raïm de cada any acaba produïnt aquest vi. Amb una producció limitada, ens ofereix el millor de la regió, i segons ens van dir, després del bon any que va ser el 2009, té molta projecció de futur. Si tenim la sort de trobar-lo, per uns 26-28€ pot ser un gran vi per gaudir.

  • López Cristóbal Bagús 2009:
    El millor del celler, el vi d'autor que es permeten no fer si un any no ha estat del tot bo segons les seves expectatives. I com ja hem dit, el 2009 va ser suficientment especial com per fer d'aquest el nen mimat de la família, un vi especial, molt complexe i segons el nostre parer, espectacular. El seu preu està al voltant dels 25€, molt assequible pel que és i pels preus que s'acostumen a veure en aquest tipus de vins.
Com a comentari especial ens agradaria remarcar que vam poder trobar en tots els vins de López Cristóbal una mateixa filosofia, un mateix tall elegant que ens mostra que la manera de treballar de la família al celler es reflexa al producte final.

Fins al pròxim glop!

sábado, 14 de abril de 2012

Ribera del Duero (I)

Ribera del Duero es la segunda D.O. más valorada en nuestro país, y eso solo puede deberse a la fuerza de una tierra que posee muchas hectáreas entregadas al cultivo de la viña, cientos de personas involucradas en la elaboración y la promoción de sus vinos, y varias decenas de joyas embotelladas.

Se habla mucho de la famosa “Milla de Oro” de la Ribera, una extensión de varios kilómetros a lo largo de la cual se suceden bodegas y más bodegas siguiendo el curso del río Duero: desde la encantadora y familiar López Cristóbal a la grandiosa Protos, pasando por la sofisticación de Pago de los Capellanes o la exclusividad y privacidad de Vega Sicilia.


La D.O. Ribera del Duero, como una gran parte de las denominaciones de origen en nuestro país, fue reconocida hace no demasiado tiempo: comenzó a ser regulada en la década de los 80. La región traza sus fronteras entre las provincias de Soria, Segovia, Valladolid y Burgos. Se trata de una denominación en la que se presentan vinos tintos y rosados, cuya protagonista (casi) absoluta es la variedad de uva Tinta del País (uno de los nombres con los que también se conoce a la Tempranillo), que aparece en ocasiones de la mano de otras como la Merlot. 
Hemos estado visitando la zona durante los últimos días. Nos ha faltado tiempo para recorrer viñedos y tripa para degustar todo lo bueno de la región y catar más y más vinos, pero nos hemos traído una buena idea de por qué la Ribera del Duero es una de las mejores embajadoras de los vinos españoles.

No podemos menos que recomendaros que visitéis la zona...así que aquí van unas cuantas recomendaciones para hacerlo:
  1. Es mejor esperar a que salga el Sol sobre el río Duero... Mientras que en muchas zonas de la península ya han empezado a brotar las primeras hojas de las cepas, en la Ribera las viñas siguen sin poder despertar del frío invernal. Pasear por la zona resulta más agradable si ya han acabado las heladas.

  2. Desde Peñafiel a Quintanilla de Onésimo, conducir por la ribera norte y deshacer el camino por la ribera sur permite descubrir muchísimas bodegas y maravillarse con extensiones de viñedos que parecen no acabar nunca.

  3. Sin duda hay que visitar alguna que otra bodega, porque ésta es una de las mejores formas de entender un vino. La mayoría de las grandes bodegas organizan visitas guiadas para un gran público, y aunque resultan algo impersonales, pueden ser muy interesantes para entender el mercado del vino o para descubrir una imponente construcción arquitectónica. Sin embargo, nosotros preferimos conocer de cerca al pequeño productor, aquel que nos enseña de su propia mano los entresijos de la viticultura. Para poder realizar una visita lo ideal es ponerse en contacto directamente con al bodega durante las semanas previas, ya que la Ribera del Duero fomenta mucho el enoturismo y acoge a muchos viajeros. 
     

  4. Las provincias que abarca la Ribera del Duero cuentan con una gastronomía regional que no se debe pasar por alto, así que visitando esta D.O. es casi obligatorio dedicarse a recorrer asadores, bares de tapeo o locales más cosmopolitas. Algunas bodegas tienen su propio restaurante, y aunque nosotros no hemos podido pasar por todos, sabemos que son populares los de Arzuaga, Emina, Cepa 21 o Tinto Pesquera. En los pueblos más concurridos como Peñafiel o Roa encontramos muchísimas opciones para degustar lo mejor de la gastronomía local, cómo el lechazo o las torrijas, y casi todas ellas ofrecen a buenos precios una amplia carta de vinos de Ribera del Duero para seguir conociendo la D.O.

  5. El alojamiento en la zona debe escogerse según el uso que se vaya a hacer de él... Podemos optar por un hotelito rural o decantarnos por la opción más completa de hotel-spa. Para esta segunda opción podemos elegir un edificio histórico como el Convento Las Claras de Peñafiel, o bien seguir sin salir del mundo del vino y hospedarnos en los hoteles de Arzuaga o Tinto Pesquera. Nosotros esta vez escogimos el hotel rural que tiene en Valbuena de Duero la bodega Emina del Grupo Matarromera. Se trata de un alojamiento muy sencillo, pero es muy económico y resulta una muy buena opción si solo necesitamos reponer fuerzas durmiendo junto a la ribera del río.
En los próximos días os contaremos con un poquito más de detalle los mejores momentos en nuestro paso por la Ribera del Duero para que también vosotros los disfrutéis si tenéis la oportunidad de visitar la región.


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Ribera del Duero és la segona D.O. més reconeguda a Espanya, i això només pot ser degut a la força d'una terra que conté moltes hectàrees dedicades al cultiu de la vinya, centenars de persones implicades en l'elaboració i promoció dels seus vins, així com diverses desenes de petites joies en ampolles.

Se'n parla molt de la popular “Milla de Oro” de la Ribera, una extensió de varis kilòmetres on s'hi troben cellers i més cellers tot seguint el curs del riu Duero: des de l'encantadora i familiar López Cristóbal a la immensa Protos, passant per la sofisticació de Pago de los Capellanes o l'exclusivitat i privacitat de Vega Sicilia.

La D.O. Ribera del Duero, com una gran part de les denominacions d'origen del país, va ser reconeguda no fa gaire temps: començà a ser regulada a la dècada dels 80. La regió està compresa entre les províncies de Sòria, Segòvia, Valladolid i Burgos. Es tracta d'una denominació en la que s'elaboren vins negres i rosats, on la protagonista (gairebé) absoluta és la varietat de raïm Tinta del País (un dels noms amb què es coneix també el Tempranillo o l'Ull de Llebre), que apareix en ocasions de la mà d'altres com la Merlot.

Hem estat visitant la zona durant els últims dies. Ens ha faltat temps per recórrer vinyes i panxa per degustar tantes coses bones de la regió i tastar més i més vins, però hem tornat amb una bona idea de per què la Ribera del Duero és una de les millors ambaixadores dels vins espanyols.
Hem de recomanar-vos que visiteu la zona... així que aquí us presentem algunes recomanacions per fer-ho:
  1. És millor esperar a que surti el sol sobre el riu Duero... Mentre que a moltes zones de la península els primers brots dels ceps ja han començat a sortir, a la Ribera les vinyes segueixen sense poder despertar del fred de l'hivern. Passejar per la zona resulta més agradable si ja han acabat les glaçades.

  2. Des de Peñafiel a Quintanilla de Onésimo, conduir per la ribera nord i desfer el camí per la ribera sud permet descobrir moltíssims cellers i meravellar-se amb extensions de vinyes que semblen no acabar mai.

  3. Sens dubte cal visitar algun celler, ja que aquesta és una de les millors formes d'entendre el vi. La majoria dels grans cellers organitzen visites guiades pel gran públic, i tot i que resulten força impersonals, poden ser molt interessants per entendre el mercat del vi o per descobrir una imponent construcció arquitectònica. Tot i això, nosaltres preferim conèixer de prop al petit productor, aquell que ens ensenya de la seva pròpia mà l'entrellat de la viticultura. Per poder realitzar una visita, el millor és posar-se en contacte directament amb la bodega durant les setmanes prèvies, doncs la Ribera del Duero fomenta molt l'enoturisme i acull molts viatgers.

  4. Les províncies que engloba la Ribera del Duero compten amb una gastronomia regional que no es pot deixar de banda, així que visitant aquesta D.O. és gairebé obligatori dedicar-se a recórrer “asadores”, bars de tapes o locals més cosmopolites. Alguns dels cellers tenen el seu propi restaurant, i tot i que nosaltres no ens hem pogut passar per tots, sabem que són populars els de Arzuaga, Emina, Cepa 21 o Tinto Pesquera. Als pobles més concorreguts com Peñafiel o Roa, trobem també moltíssimes opcions per degustar el millor de la gastronomia local, com el “lechazo” (lletó) o les “torrijas”, i gairebé totes ofereixen a bons preus una extensa carta de vins de la Ribera del Duero per tal de seguir coneixent la D.O.

  5. L'allotjament a la zona s'ha d'escollir segons l'ús que es vol fer... Podem optar per un hotelet rural o decantar-nos per la opció més completa de hotel-spa. Per a aquesta segona opció, podem escollir un edifici històric com el Convento Las Claras de Peñafiel, o bé continuar sense sortir del món del vi i allotjar-nos als hotels Arzuaga o Tinto Pesquera. Nosaltres, aquest cop, vam escollir l'hotel rural que té a Valbuena de Duero el celler Emina, del grup Matarromera. Es tracta d'un allotjament senzill però modern, i és força econòmic, així que resulta una molt bona opció si només volem recobrar forces dormint al cantó de la ribera del riu.
En els pròxims dies us explicarem amb una mica més de detall els millors moments del nostre pas per la Ribera del Duero per a què també vosaltres els gaudiu si en teniu la oportunitat.

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Fins al pròxim glop!