domingo, 22 de julio de 2012

Eligiendo una copa (II)



En la última entrada os presentamos la primera parte de la cata de copas Riedel que se celebró en el Festival Vijazz 2012. Hoy continuamos con ello porque os queremos explicar un poco más sobre esta tema, que seguro que os parecerá interesante.

Tras experimentar el poder que ejerce la elección de una copa u otra en el cava, pasamos a hacer lo propio con un vino tinto. Utilizamos esta vez 3 copas: la primera de ellas fue una Riedel Vinum XL Cabernet Sauvignon , la segunda una Riedel Vinum Chardonnay, y por último una copa de vidrio similar a la que tuvimos para degustar el cava, pero ésta con una obertura mayor y un cuerpo más corto. Este último modelo de copa lo encontramos muy a menudo en restaurantes, sobretodo cuando nos sirven el "vino de la casa". 


Riedel Vinum XL Cabernet Sauvignon
Riedel Vinum Chardonnay




















Aquí introducimos un aspecto más para escoger una copa: su forma y obertura. Esto gira sobretodo en torno al concepto de oxigenación del vino, que juega un papel fundamental en la percepción de sus características. Es habitual que cuando nos sirven un vino movamos la copa para airearlo. Normalmente lo hacemos para apreciar mejor sus aromas, aunque en ocasiones, cuando encontramos en el vino la sensación de cerrado, lo que queremos es que tome contacto con el oxigeno del aire para que se abra.

Por tanto, la oxigenación puede ser más o menos deseable en función de las características del vino, así que la forma de la copa se adaptará a esta idea: cuanto más ancha es, más contacto se produce entre el vino que contiene y el aire. En el otro extremo, las copas más estrechas y alargadas favorecen la percepción de los aromas más acidos y frescos, que no requieren la misma aireación.

¿Puede influir la forma de la copa también en el gusto? La respuesta es un sí rotundo, porque hasta una copa fabricada en un cristal excelente puede hacer desmerecer un vino.

Imaginemos una copa de gran obertura: al posarla en nuestros labios y sorber, el vino inunda toda la boca, desde los laterales hasta el centro de la lengua. Sin embargo pensemos ahora en una copa estrecha, como las que utilizamos en la cata de cava: el paso por boca se hace sólo por el centro de la lengua. Incluso el ángulo de inclinación con el que mantenemos la copa alzada al beber, y que depende totalmente de su forma, influye en que este paso por boca sea más directo o menos en su recorrido hasta el final del paladar.

Después de leer esto puede que penséis que estas sutiliezas de las que hablamos son detalles imposibles de percibir para los consumidores que no somos no profesionales. Lo cierto es que no hace falta tener un gran nivel en la cata de vinos para apreciar estas diferencias; nosotros mismos pusimos en práctica estas ideas y comprobamos que es totalmente cierto: el vino tinto que nos sirvieron en tres copas distintas se mostraba muy diferente en cada una.

Aún conociendo muy bien la teoría que hay detrás de la idoneidad de una copa, es muy difícil que seamos capaces de hacer una buena elección aunque sepamos de antemano todas las características del vino. Son muchos los estudios que se han hecho para determinar que forma es mejor para cada tipo, y por ello los fabricantes diseñan decenas de modelos de copa a los que designan con el nombre del tipo del vino para el que son óptimas.

Si os miráis el catálogo de copas de algún fabricante, como Riedel, quedaréis sorprendidos por la gran cantidad de copas entre las que se puede escoger... ¡Imposible quedarse con todas! Así que, tal como los profesionales recomiendan, lo ideal es tener en casa aquél modelo que está pensado para el vino que tomamos con mayor frecuencia.

Y...siempre podemos convertirnos a coleccionistas de copas para tener una buena excusa con la que catar el vino en todo su esplendor ;)

*****

 
A l'última entrada us presentàrem la primera part del tast de copes Riedel en el que vam participar. Avui continuarem amb això, ja que ens agradaria explicar-vos una mica més sobre aquest tema, que de ben segur us semblarà interessant.

Desprès d'experimentar el poder que exerceix l'elecció d'una copa o una altra, vàrem passar a fer el mateix amb un vi negre. Vam fer servir 3 copes: la primera d'elles va ser una Riedel Vinum XL Cabernet Sauvignon, la segona una Riedel Vinum Chardonnay i per últim una copa de vidre semblant a la que vam tenir per tastar el cava, però aquesta amb una obertura més gran i un cos més curt. Aquest últim model de copa el trobem sovint en restaurant, especialment quan ens serveixen el “vi de la casa”.

Aquí hem d'introduir un altre aspecte a l'hora d'escollir una copa: la seva forma i l'obertura. Això, gira al voltant del concepte d'oxigenació del vi, que té un paper molt important en la percepció de les seves característiques. Sovint, quan ens serveixen un vi, movem la copa per a airejar-lo. Normalment ho fem per sentir millor el seus aromes, tot i que de vegades, quan trobem en el vi la sensació de tancat, el que volem es que tingui contacte amb l'oxigen de l'aire per a que s'obri.

Per tant, l'oxigenació pot ser més o menys desitjable en funció de les característiques del vi, i per això la forma de la copa s'adaptarà a questa idea: com més ampla sigui, més contacte es produeix entre el vi que conté i l'aire. Per contra, les copes més estretes i allargades afavoreixen la percepció dels aromes més àcids i frescs, que no requereixen la mateixa aireació. 

Riedel Vinum Cuvée Prestige
 

¿Pot tenir influència la forma de la copa també en el gust? La resposta és un sí contundent, ja que fins i tot una copa fabricada en un cristall excel·lent pot fer desmerèixer un vi.

Imaginem una copa de gran obertura: quan la posem als nostres llavis i xarrupem, el vi omple tota la boca, des dels laterals fins al centre de la llengua. Però pensem ara en una copa estreta, com les que vam fer servir en el tast del cava: el pas per boca es fa només pel centre de la llengua. Fins i tot l'angle d'inclinació amb el que mantenim la copa en alça al moment de beure, i que depèn totalment de la seva forma, influeix en que aquest pas per boca sigui més directe o menys en el seu recorregut fins al final del paladar.

Desprès de llegir això potser penseu que aquestes subtileses de las que us hem parlat són detalls impossibles de percebre per part dels consumidors que no som professionals. EL cert és que no cal tenir un gran nivell en el tast de vins per adonar-nos-en d'aquestes diferències; nosaltres mateixos vam posar en pràctica aquestes idees i vam comprovar que és totalment cert: el vi negre que ens van servir en tres copes diferents no és mostrava de la mateixa forma en cadascuna d'elles.

Tot i conèixer molt bé la teoria que hi ha al darrere de la idoneïtat d'una copa, és molt difícil que siguem capaços de fer una bona elecció encara que sapiguem quines són totes les característiques del vi. Són molts els estudis que s'han fet per a determinar quina forma és millor per a cada tipus, i per això els fabricants dissenyen desenes de models de copa als que anomenen amb el nom del tipus del vi per al que són òptimes.

Si feu una ullada al catàleg de copes d'algun fabricant, com Riedel, en podeu quedar ben sorpresos de la gran quantitat de copes entre les que se'n pot escollir...Impossible quedar-se amb totes! Així que, tal i com els professionals recomanen, el millor és tenir a casa aquell model que està pensat per al vi que tastem més freqüentment.

I...sempre podem convertir-nos a col·leccionistes de copes per a tenir una bona excusa amb la que tastar el vi en tot el seu esplendor.

*****

Fins al pròxim glop!



miércoles, 11 de julio de 2012

Eligiendo una copa (I)


Hay quien prefiere tomar el café con leche en vaso, y hay quién exige una taza. Hay quien pide una jarra para su cerveza y hay a quién le basta con beber de la botella. También hay quien utiliza la copa de agua para el vino y la llena hasta el borde, o quien escoge para el cava una clásica copa achatada, redonda y muy abierta. Por supuesto el consumidor siempre tiene la última palabra sobre sus preferencias para disfrutar de una bebida, pero podríamos hablar en términos generales de unas reglas básicas para hacer que la cata de cualquier alimento sea en las condiciones idóneas. Y en el vino esas reglas básicas se convierten casi en un mantra que ningún enófilo se atreverá a discutir. La elección de la copa en la que bebemos un vino no es indiferente, sino más bien todo lo contrario, y casi podríamos hablar de una auténtica ciencia que estudia este concepto.


Quizás os ha ocurrido alguna que otra vez: habéis pedido vino en un bar o restaurante y cuándo ya os lo han servido os habéis arrepentido de la elección: comprobáis que tendréis que “disfrutarlo” en una copa que a simple vista ya sabéis que va a esconder todo el potencial del vino. Intentáis airear un poquito el vino pero enseguida desistís, ya que la forma de la copa no os permite apenas mover el caldo sin manchar el mantel. Acercáis la nariz, esperáis unos segundos... “aún tiene que abrirse”, decís... pero no, nada, con suerte huele a vino, vino de garrafa, sin más. Y acabáis probándolo en boca: el vidrio es demasiado grueso y la lengua apenas nota el paso del vino antes de perderse en vuestra garganta. ¡Qué lástima!

Riedel, uno de los más importantes fabricantes cristaleros, ofreció la pasada semana, dentro de la programación del Festival Vijazz 2012 de Vilafranca del Penedés, una cata de copas. Sí, ¡de copas! La cata fue una gran clase que evidenció como puede llegar a perjudicar la copa a las características organolépticas del vino.

Empezamos catando un mismo cava, servido de la misma botella, en dos copas distintas. Ambas presentaban la forma más común de las copas de cava: de cuerpo alargado y con poca obertura. La primera de ellas, Riedel, estaba fabricada en cristal, con una pequeña barriga adecuada para la cata del cava reserva, mientras que la otra apreciamos que se trataba de un vasto vidrio.

Copa de cava Riedel de cristal
Copa de cava común de vidrio


















  • Primera prueba: visual. En la copa Riedel vemos como fluctúan las burbujas desde el fondo hasta la superficie del cava, en la segunda copa no. La aparición de esta corriente de burbujas demuestra la presencia de un gas carbónico que nos va a hacer después agradables cosquillas en el paladar. En la segunda copa nos dará la sensación de estar tomando un cava disipado.
  • Segunda prueba: olfativa. La copa Riedel nos regala todos los aromas del cava...la otra copa no nos permite más que oler el vidrio, ¡no sentimos ningún placer al acercar la nariz a ella!
  • Última prueba: gustativa. La consecuencia de las dos anteriores...si ya desde antes de saborearlo podemos sentir el cava en toda su plenitud, en el paladar lo percibimos por completo, tenemos la sensación de apreciar cada detalle: acidez, textura, permanencia... La segunda copa nos deja indiferentes.

¿Por qué ha ocurrido esto? La calidad del material con el que se ha fabricado la copa ha sido en este caso determinante. La copa Riedel está fabricada en un fino cristal (no por fino menos resistente) que no interfiere en aquello que debemos percibir al catar.

Las mejores copas para degustar un vino son aquellas que están fabricadas en cristal, y si queremos alcanzar la perfección, buscaremos cristales que contengan más de un 23% de plomo, estas serán las mejores.

En la siguiente entrada os seguiremos explicando más sobre lo que aprendimos en la cata con Riedel. 

*****

Hi ha gent que prefereix prendre el cafè amb llet en got, i d'altres exigeixen una tassa. Hi ha gent que demana una gerra per a la seva cervesa, en canvi d'altres en tenen prou amb beure de l'ampolla. També hi ha gent que utilitza la copa d'aigua pel vi i la ompla fins a la bora, o que escull pel cava una clàssica copa baixa, rodona i molt oberta. Per suposat, el consumidor sempre té la última paraula sobre les seves preferències per gaudir d'una beguda, però podríem parlar en termes generals d'unes regles bàsiques per fer que el tast de qualsevol aliment sigui en les condicions idònies. I al vi aquestes regles bàsiques es converteixen gairebé en un precepte que cap enòfil s'atrevirà a discutir. La elecció de la copa on hi bevem un vi no és indiferent, ans el contrari, i gairebé podríem parlar d'una autèntica ciència que estudia aquest concepte.


Potser us ha passat algun cop: heu demanat vi en un bar o restaurant, i quan ja us l'han servit un heu penedit de la elecció: comproveu que haureu de “gaudir-lo” en una copa que a simple vista ja sabeu que us amagarà tot el potencial del vi. Intenteu airejar una mica el vi però de seguida desistiu, ja que la forma de la copa no us permet moure gaire el líquid sense tacar el mantell. Apropeu el nas, espereu uns segons... “encara s'ha d'obrir”, dieu... però no, res, amb sort fa olor a vi, vi de garrafa, res més. I acabeu tastant-lo: el vidre és massa gruixut i la llengua amb prou feina nota el pas del vi abans de perdre's a per la nostra gola. Quina llàstima!

Riedel, un dels més importants fabricants de copes de cristall, va oferir la setmana passada, emmarcat a la programació del Festival Vijazz 2012 de Vilafranca del Penedès, un tast de copes. Sí, de copes! El tast va ser una gran classe que va evidenciar com pots ser de perjudicial la copa amb les característiques organolèptiques del vi.

Vam començar tastant un mateix cava, servit de la mateixa ampolla, en dos copes diferents. Ambdues presentaven la forma més comú de les copes de cava: de cos allargat i amb poca obertura. La primera d'elles, Riedel, estava elaborada en cristall, amb una petita panxa adequada pel tast del cava reserva, mentre que l'altra vam apreciar que es tractava d'un vidre normal i corrent.
  • Primera prova: visual. A la copa Riedel veiem com fluctuen les bombolles des del fons fins la superfície del cava, a la segona copa no. La aparició d'aquesta corrent de bombolles demostra la presència d'un gas carbònic que ens farà després agradables pessigolles al paladar. En la segona copa, ens donarà la sensació d'estar prenent un cava dissipat.
  • Segona prova: olfactiva. La copa Riedel ens regala tots els aromes del cava... l'altra no ens permet més que ensumar el vidre, no sentim cap plaer al apropar el nas a ella!
  • Última prova: gustativa. La conseqüència de les dues anteriors... si ja des d'abans d'assaborir-lo podem sentir el cava en tota la seva plenitud, al paladar el percebem per complet, tenim la sensació d'apreciar cada detall: acidesa, textura, permanència... La segona copa ens deixa indiferents.
Però perquè ha passat això? La qualitat del material amb el què s'ha fabricat la copa ha estat en aquest cas determinant. La copa Riedel està composta d'un fi cristall (no per fi menys resistent) que no interfereix amb allò que hem de percebre al tastar.

Les millors copes per gaudir d'un vi són aquelles que estan elaborades amb cristall, i si volem assolir la perfecció, cercarem cristalls que continguin més d'un 23% de plom, aquestes seran les millors.

A la següent entrada us seguirem explicant més sobre el què vam aprendre amb el tast amb Riedel.

*****

Fins al pròxim glop!