domingo, 30 de septiembre de 2012

De la uva al mosto y del mosto al vino

Hemos participado en una experiencia totalmente nueva para nosotros que nos ha permitido descubrir un vino desde su nacimiento. La Bodega Abadal ha organizado una cena muy especial en la que la protagonista era la uva en su evolución hasta ser vino, una velada en la que hemos probado las variedades Picapoll, Merlot y Syrah en distintas fases de elaboración. 

Los vinos de la Bodega Abadal se elaboran en una de las masias más antiguas y bonitas de nuestro país, que data del siglo XII y está ubicada en Santa Maria d'Horta d'Avinyó, en la D.O. Pla de Bages. Abadal pertenece a la familia Roqueta, que desde el grupo Roqueta Origen dirige también las bodegas LaFou, 1898 y Pago de Montal. 


La cata que acompañó la cena estuvo dirigida por la sommelier Anna Castillo, responsable de enoturismo en la bodega, junto a un equipo de trabajadores muy amables que nos hicieron disfrutar mucho de la noche. Esperando al resto de asistentes, Anna nos ofreció una copa de Abadal Rosado mientras nos explicaba el proyecto de difusión de las actividades de enoturismo que están llevando a cabo en la bodega. La cena se ofreció en un salón en el que se organizan frecuentemente otras catas, un espacio dónde las paredes están cubiertas por varias filas de enormes barricas en las que leemos inscripciones de personajes de referencia que han pasado por allí, como Ferran Adrià o Artur Mas. 

El menú comenzó con unas tapas de tomate cherry con queso en salsa chimichurri y unas tostaditas de escalivada. Les siguieron un original plato de galets gratinados y rellenos de carne y tomate y un pato confitado a la naranja que estaba tierno y gustoso, una delicia. Los postres fueron melocotones bañados en moscatel y cocas caseras buenísimas. Fue un menú sencillo y sin complicaciones perfecto para acompañar a los grandes protegonistas de la noche.
  
En la primera parte de la cata degustamos varias fases de elaboración de un vino Picapoll. La Picapoll es una variedad autóctona del Pla de Bages que se emplea en vinos blancos ligeros y afrutados.
  

  • El mosto es lo primero que se obtiene de prensar la uva tras ser recolectada, por lo que se asemeja a un zumo en el que se concentra una gran cantidad de azúcar. El aroma del mosto es el natural de los racimos, muy sutil y casi imperceptible.
  • El mosto debe pasar por un proceso de fermentación alcoholica para la transformación de los azúcares. Probamos lo que se obtiene cuando el proceso de fermentación no ha finalizado aún , y nos encontramos con algo que se parece un poquito más a un vino. El ácido carbónico descubre un vino que parece casi espumoso, y ha aparecido cierta graduación de alcohol, entre 5 y 7 grados. En boca se nota más fino, la acidez resulta agradable. Los aromas son frescos, verdes, y nos siguen remitiendo a la uva.
  • El vino en rama es el resultado del proceso completo de fermentación, y es un caldo que sólo necesitaría ser filtrado y embotellado para poder ser consumido como vino. Lo que más nos impresionó del vino en rama de Picapoll fue la gran presencia de plátano en nariz, y por contra, la sorpresa de encontrarnos un vino bastante amargo todavía. 

Pasamos después a seguir la misma evolución en el caso de dos vinos tintos, Syrah y Merlot.


  • El mosto de Syrah es de un color rosado-violáceo muy intenso y extremadamente denso y opaco. Se nota tan dulce como el mosto de Picapoll aunque con una cierta acidez que no era antes tan perceptible. Anna nos explicó que, a pesar de haber sido conservado unos días en nevera, debido a un variación inesperada de temperatura podía haber entrado en un principio de fermentación.
  • La Syrah a media fermentación desprende un fuerte aroma a cerrado y humedad (un olor que podemos identificar con el de los huevos podridos, para hacernos una idea). Pero ¡ojo! tras esta sensación que poco a poco va desapareciendo ya se siente el aroma de la fruta roja, habitual en este vino. 
  • Para probar un vino en rama tinto nos sirvieron una copa de Merlot que en nariz desplegaba aromas primarios frutales. El vino no ha pasado por ninguna fase de crianza, por lo que con el tiempo aún puede incorporar muchísimos matices. También en boca podrá evolucionar mucho, ya que se nota bastante astringente y deja una gran sequedad en el paladar. 

En todos estos vinos tan sorprendentes parecía fallar alguna pieza del engranaje, ese engranaje que queda a punto cuando el proceso de elaboración, y quizás de crianza, se puede dar por finalizado. Así que para maridar nuestra cena nos acompañamos también de otros vinos que se encontraban en su momento ideal para ser consumidos:
  • En el primer plato tomamos el Picapoll de la pasada añada, un vino que como ya hemos comentado es ligero y fresco. Encontramos aromas afrutados como la piña y también algunos florales y herbáceos.


  • Continuamos con una elaboración especial que no está normalmente a la venta y que la bodega nos presenta como un vino muy especial. Se trata de un tinto reserva de corte muy clásico, al estilo de un Rioja con larga crianza en el que se encuentra un gran peso de la madera. En boca es un vino completo con tanicidad marcada.


  • Acabamos con el Dolç de Synera, vino de licor de Bodegas 1898. El vino de licor puede ser obtenido a partir de la mezcla de vino y mosto parcialmente fermentado a la que se añade alcohol de origen vinícola. 


Felicitamos a la Bodega Abadal por la organización de esta actividad que es toda una oportunidad para acercarnos a la elaboración de los vinos en plena época de vendimia. Anna Castillo y su equipo son un personal muy agradable que abre las puertas de su casa con gran amabilidad, así que nos quedamos con ganas de volver a hacerles alguna visita.


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Fins al pròxim glop!


viernes, 14 de septiembre de 2012

El Celler de Can Roca, nuestra Meca

Peregrinar a un verdadero templo de amor por el vino y el arte de comer bien era algo que aún debíamos hacer, y El Celler de Can Roca llevaba años siendo el templo que encabezaba nuestra lista de deseos.

¿El restaurante del momento, el súmmum de los reconocimientos y la buena crítica, el lugar del que tantos hablan...? A medida que nuestro interés por el disfrute del paladar iba creciendo, siempre supimos que nuestro paso por allí era inevitable, que nos rendiríamos ante la maestría de su cocina. Mucho tiene que ver la admiración que sentimos por Josep Roca, camarero de vinos según se describe él mismo, gran sumiller cuya manera de hablar del vino acariciando cada palabra con delicadeza y elegancia nos tiene totalmente fascinados. Hace unos días tuvimos la oportunidad de visitar la bodega de El Celler de Can Roca guiados por él mismo, pero es tanto el respeto que nos merece que durante la visita nos quedamos literalmente sin saber articular palabra... ¡Quizás hasta le debió parecer que no nos interesaba lo que nos contaba! Tardaremos en perdonarnos el no haber intercambiado con él algunas palabras más habiendo tenido la oportunidad...

Mucho se ha escrito desde los blogs más gourmets sobre la experiencia de comer en El Celler de Can Roca. ¿Y qué podemos añadir nosotros a todo lo que ya se ha publicado? Tenemos ante nosotros ahora mismo la carta en la que se describen los 20 platos que degustamos unos días atrás, y aún no nos creemos que realmente fuéramos testigos de semejante desfile de exquisiteces. Pero si los platos nos impresionaron, lo que ya nos cautivó por completo, como no podía ser de otra manera, fue el maridaje de vinos... Y ya que en Vinácora nos gusta escribir sobre vinos, y ya que es quizás de lo que menos se escribe sobre el restaurante ¡allá vamos!

15 fueron los vinos que pasaron ayer por nuestra mesa...¡15! Uno tras otro nos fueron enamorando por completo, sin excepción. Tuvimos ocasión de degustar vinos muy distintos: Riesling, Verdejo, Manzanilla, tintos, dulces... Hubo un gran predominio de los vinos blancos, lo que parece confirmar que los tintos van perdiendo poquito a poco el gran protagonismo que siempre han tenido en nuestra tierra. Entre las zonas de origen, un buen recorrido por la península de norte a sur, un pequeño tour por la Europa central y un baño en el atlántico. Y entre las bodegas, muchos descubrimientos y algún nombre conocido al que estábamos deseando conocer aún más.


  • Cava El Celler Brut Albet i Noya
    D.O. Cava
    Con los aperitivos tomamos una copa de cava que la bodega Albet i Noya embotella para el restaurante.



  • Expression de Granite 2010 Domaine de l'Ecu
    A.O.C. Muscadet Sevre et Maine
    Este fresco Muscadet, vino blanco francés que se elabora en el Valle del Loira, resultó ser el mejor compañero posible para la ostra que nos sirvieron como primer plato, en el que se daban cita ingredientes igualmente frescos como el melón, el pepino, la manzana o la lima.

  • Gramona 2000 Celler Batlle
    D.O. Cava
    Un cava de 12 años aportaba el carácter necesario para el siguiente plato, en el que el intenso gusto de las sardinas se suavizaba con un agradable helado de pan tostado con aceite de oliva. Un cava increíble servido en una copa tulipa perfecta para él, en la que percibimos bien su crianza sin pasar por alto una buena acidez. 
     
  • Manzanilla Pasada 30
    D.O. Jerez
    Un plato tan andaluz como el gazpacho que siguió venía de la mano de un vino con el carácter de la misma tierra. Para nosotros los vinos de Jerez todavía son un poco desconocidos, pero viendo lo bien que maridan con este plato, pronto serán habituales en nuestros menús de verano. 


     
  • Muscat 2011 Albert Mann
    A.O.C. Alsace
    El helado “Comtessa” de espárragos blancos, con su gusto delicado, pedía un vino totalmente femenino. Aromas de flores, en especial de rosa, entre la gran presencia de la uva en este vino blanco. 
     
  • Xarel·lo Vermell 2011 Loxarel
    Vilobí del Penedès
    La primera vez que tenemos ante nosotros esta variedad de Xarel·lo Vermell... Y la primera impresión no podía ser mejor. De ella resulta aquí un vino rosado muy aromático, tanto que en un primer momento, al ser servido, creímos que en la mesa de al lado ¡alguien se había excedido con el perfume! Esta variedad no está regulada por la D.O. Penedès, y por este motivo este magnífico vino se comercializa como un vino de mesa, lo que demuestra que no debemos desmerecer un vino con la primera lectura que hagamos de la etiqueta.
    El plato al que acompañamos con este vino fue uno de nuestros preferidos; su nombre: “Toda la gamba”. Y cuando dice toda, es toda... Las patitas, la cabeza, el suquito, la carne braseada y ¡hasta la arena nos comimos! La mejor gamba que hayamos probado núnca. 




  • Ossian 2009
    Vino de la Tierra de Castilla y León
    Alguna vez se nos ha escapado decir que muchos Verdejos, aunque buenos, parecen iguales. Rectificar es de sabios y es el momento de hacerlo, porque os aseguramos que este 100% Verdejo es único: trae con él muchísimos aromas, a los frutales se suma la madera de la crianza e incluso alguna nota mineral. Tomamos con este vino un besugo rico, rico. 


     
  • Ilària 2011 Serrat de Montsoriu
    Massís del Montseny
    El siguiente vino, otra vez un blanco, maridaba un bacalao que bañado en una sopa al aceite de oliva se sentía suave y meloso. De nuevo como en el caso del Xarel·lo Vermell estábamos ante un vino de mesa, esta vez procedente de una zona en la que no hay demasiada tradición vinícola. Buscando estos días saber algo más sobre esta zona y esta bodega, hemos leído que Josep Trallero, al frente de Serrat de Montsoriu, es un elaborador que no trabaja bajo las directrices de ningún consejo regulador y que crea vinos únicos cada añada. Os recomendamos visitar su web, ya que nos parece muy interesante la manera en que Josep Trallero nos presenta su trabajo: http://www.serratdemontsoriu.com/




  • Kirchenstück 2007 Von Basserman-Jordan
    V.D.P. Pfalz
    Hacía tiempo que teníamos ganas de probar un buen Riesling. Este procede de la zona del Palatinado, una de las grandes productoras en Alemania. No podía haber un vino mejor para el cochinillo que tomamos con él, ¡el Riesling también formaba parte de la receta!

  • La Pascole 2011 Bruno Duchêne
    A.O.C. Collioure
    En el siguiente plato tomamos un salmonete cocido a baja temperatura, y si éste plato parecía sencillo...el vino que lo acompañó no lo fue, ¡para nada! El primer tinto de la jornada (la décima copa) fue un joven vino del sur de Francia, de la región del Roussillon, que se presentó con una fuerte presencia de cuero. Tras el cuero, el aroma de la fruta roja, tan sólo sutil, lo redondeaba para convertirlo en un vino que deja huella.

  • Manuel de la Osa 2004
    D.O. La Mancha
    Del centro-sur de la península llegó el siguiente tinto, un vino con crianza sumamente elegante que se sentía agradable ya en sus aromas, y pasaba a ser excelente en boca. ¿Sabéis aquellos vinos en los que encuentras la fruta madura, aromas balsámicos, el toque de vainilla, la madera y los tostados de la barrica? Un regalo para los sentidos y para el cordero a la brasa que acompañó. 


     
  • Idus 2006 Vall Llach
    D.O.Qa. Priorat
    Ahora, pensándolo, no se nos ocurre mejor forma de acabar la tanda de platos, antes de los postres, que brindando con un gran Priorat... ¡Con lo que nos gustan a nosotros! Y además de una bodega que admiramos y de la que ya habíamos ido probando cositas. Este Idus 2006 es de lo mejor que hemos tenido entre manos, un coupage de Cabernet Sauvignon, Cariñena, Garnacha, Merlot y Syrah en el que eran inconfundibles la característica pizarra de la zona, la fruta roja en mermelada, y un adictivo chocolate. Llegando ya al último, tomamos un plato de caza: hígado de torcaz tocado con los gustos del curry y la naranja.

  • Lenchen 2007 Peter Jacob Kühn
    Spätlese Riesling Rheingau
    El primer postre quiso dejarnos muy claro que ya sólo podíamos hablar de dulces, tanto en el vino como en el plato: albaricoque caramelizado con vainilla, y de nuevo un Riesling, aunque muy, muy diferente al anterior. Según hemos investigado, el Spätlese es un vino que se consigue de una vendimia tardía y en el que se trabaja especialmente la dulzura. Maridaje perfecto.



  • Advent Sumoll 2009 Heretat Mont-Rubí
    D.O. Penedès
    El segundo postre era un regalo para la vista... Venía acompañado por un vino dulce que confundía sus aromas afrutados y florales entre las fresas con nata presentadas como una nube de caramelo. El Advent Sumoll es un vino rosado elaborado de una forma especial: el fruto de unas viejas viñas de Sumoll se cuelga individualmente durante varios meses para provocar su deshidratación de manera natural. La procedencia de la uva y el proceso por el que pasa limitan la producción a menos de 1000 botellas...de 37,5cl...



  • Terrantez 20 Henriques And Henriques
    Madeira
    Casi con lágrimas en los ojos vimos llegar el último de los platos mientras no servían la última de las copas...Todo fue nuevo en este vino. Su origen: Madeira, un lugar en el que ni siquiera sabíamos que encontraríamos vino (aquí notamos la gran ignorancia que aún mostramos). Su variedad: Terrantez, que en un primer momento nos hizo pensar en el Torrontés (no sabemos si el nombre de ambas procede de la misma palabra). Lo más inesperado es que se trataba de un vino de 20 años, así que fue una gran oportunidad la que tuvimos de probarlo. Resultó maravilloso maridar con él un milhojas de moca en la que se daban cita muchas texturas distintas. 



Y... Fín del banquete... No queríamos abandonar nuestra mesa... Los exquisitos Petit Fours del final hicieron que la despedida fuera aún más dura...

Podríamos firmar el día en que visitamos El Celler de Can Roca como uno de los mejores de nuestra vida. Podríamos seguir proclamando lo maravilloso que fue todo y seguiríamos sin encontrar las palabras adecuadas...

Magia con la comida y milagros imposibles con el vino. 


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Fins al pròxim glop!